4/28/2017

44-El capitán Ichinén, en su continua misión.

Ichinén se aferró a una baranda del puente de mando cuando sintió el sacudón, eso no se lo esperaba. Ni siquiera había estado en una batalla naval con cañones, mucho menos en algo como aquello. Una lucha estelar con rayos de energía. El guerrero nunca había librado una pelea como esa, en cinco minutos, cinco naves intercambiaban numerosos disparos. Y demasiadas vidas pendían de apenas un hilo muy delgado, entre el vacio de la muerte y la oscuridad de la muerte.
-Escudos al 50 por ciento, capitán.-gritó el timonel por sobre el ulular de la alerta roja.
Ese sonido le resultaba muy molesto al guerrero Ichinén. Al otro no parecía importarle, cuestión de costumbre, suponía este.
Las naves Naga seguían disparando sobre la Daimoku y la Kobayashi, sin ninguna consideración.
La teniente Hesse, de comunicaciones, se giró en su asiento.
-Capitán, la Kobayashi está soportando severos daños, están perdiendo soporte vital.-
-Malditos sean, esa nave apenas tiene armas de defensa, es de exploración científica.-manifestó el capitán Ichinén.-Disparé a voluntad, alférez, toda la extensión.-
Victoria tambaleó y se deslizó por el suelo, empujado por el sacudón de la nave, el guerrero Ichinén intentó ir en su ayuda. El capitán estaba más cerca y dejó su silla para sostenerla. El hombre la sujetó y Victoria lo miró sorprendida, la naturalidad con la que le tomaba la mano, le resultaba muy curiosa. Por un escaso segundo sintió algo familiar, pero de lo que ella no era partícipe.
-La Kobayashi ha explotado. Se fue.-informó otro tripulante, que manejaba los sensores.
Un gesto de pesar invadió al capitán, haciendo acopio de fuerzas intentó incorporarse, ayudando a Victoria en el proceso.
-No duraremos mucho si esto sigue así.-le susurró el capitán Ichinén a la joven.
Las luces del puente se apagaron, apenas el fulgor rojo de la alarma seguía funcionando. Las chispas saltaban por todos lados y un felino pasó corriendo al lado de ella. No supo si era Teban o Dulce. Los nagas disparaban sin compasión, aunque el capitán Ichinén seguía dándoles una dura lucha.
-Reporte.-gritó el capitán al alférez.
-La energía principal está fuera de línea, perdimos escudos, perdimos nuestras armas.-gritó Maverick, al momento que un chispazo brotaba de una consola a tan solo medio metro.
-Esto no puede ser el día que moriremos.-musitó Ichinén, el capitán, aunque solo Victoria lo oyó.
-Prepárense para embestirlos, saldremos a los empujones si es necesario.-ordenó el comandante de la nave.
Ella estaba a punto de decir que rogaba a todos los dioses que salieran de eso, cuando el Maverick de ese mundo se giró a medias en su silla, hablando al capitán. Maverick, que se había acercado al panel de mandos, se giró con un sobresalto, entre sorprendido y atemorizado.
-Señor, hay otra nave llegando a nuestra posición…-
Por un segundo, Victoria leyó el pavor en el rostro del capitán, esa nave bien podía ser más problemas. El tiro de gracia que llegara terminar lo que sus compañeros naga habían iniciado. La expresión de suspenso en el Ichinén de ese mundo, esperando que Maverick completara la información.
-… es la “Karma”!-anunció con aire de triunfo.
El resoplido del capitán dio cuenta que esos que llegaban, eran amigos. El Ichinén de la Flota, ordenó a quien pudiera obedecer o quien tuviera una consola que aun funcionara.
-En pantalla.-
La pantalla chispeó pero mostró la imagen de la pelea de la nave recién llegada con las tres naves naga. En ese preciso momento, se podía apreciar como deshabilitaba una de estas. Los torpedos salían de la nave como si tuvieran un camino trazado y no fueran impulsados por otro medio. La Karma era similar a la Daimoku pero con ciertas diferencias de modelo. Una era clase Constitución y la otra era clase Embajador.
La lucha duró unos pocos minutos más, pero el capitán Ichinén aprovechó el respiro que le daba la nave amiga para repartir órdenes de previsión y reparaciones, en vías de asistir a la otra astronave de la Flota. Habían recibido mucho fuego, según escucharon, severos daños. Parecía que casi no andaba nada. El puente era una ruina, eso podía apreciarlo cualquiera, nada que ver con el lugar que habían visto al llegar. Ni Victoria ni tampoco Ichinén, podían creer el alcance de esa destrucción.
-Señor, la Karma ha deshabilitado las armas y propulsión de los naga. La comandante nos está llamando.-informó Hesse, la oficial de comunicaciones.
-Abra un canal.-respondió el capitán.
En la pantalla ya no se vio el espacio o las naves enemigas, sino la media figura de una mujer, con un puente de mando detrás. Muy similar al de la Daimoku, y casi tan dañado.
Victoria no pudo contener un sobresalto, al ver esa pantalla.
-Saludos, capitana Rivercraft.-expresó el Ichinén de la Flota.
-Parece que llegue más a tiempo que si me hubiera invitado, capitán. Aunque recibí su señal de auxilio y vinimos en cuanto nos dieron los motores.-
-No puedo pedir más, nos has salvado.-
Victoria se acercaba como hipnotizada al asiento del capitán Ichinén, sin quitar los ojos de la pantalla.
-Tengo salvarte una vez que…-la capitana se frenó en seco, no pudiendo dar crédito a sus ojos.
Se veía a sí misma junto al otro capitán, pese a la falta de luz y la imagen intermitente, era ella sin duda. Eso o alguien demasiado similar. El capitán Ichinén miró a su costado a Victoria, casi sonriendo con suficiencia.
-Bueno, creo que le debo una explicación, capitana.-
-Si, más de una, Ichinén.-respondió la mujer en tono grave.
-Si tus transportadores andan aun, te invito a venir a mi oficina, para que conversemos.-
-De acuerdo, Rivercraft fuera.-
La comunicación se cortó y la pantalla pasó a la imagen del espacio con las naves a la deriva.
El capitán Ichinén condujo a todos, tanto humanos como felinos, a la oficina, en espera de la llegada de la capitana Victoria Rivercraft.
En tanto llegó y se realizaron los saludos marciales que ameritaba el trato entre dos capitanes, no realizaron muchos avances. Al terminar la explicación, Teban tomó la palabra. Para la capitana de la Karma, las sorpresas no habían finalizado con su doble. Dos gatos hablando era la frutilla del postre.
-Te metes en muchos líos, Ichinén. Y como siempre, vengo para sacarte de esos mismos problemas.-comentó sarcásticamente la capitana Rivercraft.
-¿Tan insoportable soy en este mundo?-preguntó Victoria.
La contraparte la miró y se envaró delante.
-Soy capitana  de la Flota, tuve que ser muy dura para llegar a esta posición como mujer, no creo que una niña de otro mundo pueda entenderlo.-
-Puede que mi vestimenta te confunda, “Viki”. Soy una reina.-
-Si, una reina con una espada al cinto, por lo que veo.-
-Se llama Karma, como tu nave.-
-Y la de él, se llama como mi nave.-intervino el capitán Ichinén, para frenar una posible pelea femenina.-Paralelismos entre los mundos, algo que estudiamos en Mecánica Cuántica, la materia de la Academia de la Flota.-
-No recuerdo casi nada, solo que me daban dolores de cabeza las explicaciones de esas teorías.-replicó la capitana Rivercraft.
-Si Rokuten, quien ya les dije quien era, no hubiera metido la mano, o la cola como se dice usualmente; tanto Ichinén como Victoria hubieran ido a sus cuerpos.-explicó Teban, sentado como estatuilla desde la mesa del capitán.
-Al usar el transportador, evitamos esa característica de los viajes entre mundos.-continuó el capitán Ichinén.
-Eso no sucedió con Victoria en el mundo que visitamos previamente, ya que su contraparte se encontraba fallecida. Al parecer, la mía de ese mundo también.-acotó con cierto desgano el guerrero Ichinén, rompiendo su mutismo de esos días.-No se que podría pasar de seguir estando dos de cada uno en el mismo mundo. Pero nada queda sin efectos.-
-Así es, puede que esto tenga consecuencias en el futuro, pero por ahora, parece que solo atrajo a los nagas. Seres bajos de por si, por lo que las anomalías los atraen como abejas a la miel.-agregó Dulce, recostada como una esfinge.
-¿Y en esto estás saltando no sé cuantas regulaciones?-espetó la capitana Rivercraft con cierta sorpresa a su colega.
-Ellos solicitaron ayuda para encontrar el portal que los lleve a su destino. No estoy saltando ninguna regla de la Flota.-
El guerrero Ichinén intervino esta vez, con una carga importante de cinismo en su voz.
-Es más tiránica que vos en tus mejores días.-hablando más que nada con su Victoria.
La capitana no se tomó el comentario con buena cara, pero antes que dijera nada, intervino el otro capitán.
-Pasa cuando se involucran tantos sentimientos, es porque ella se preocupa por mí. Tiene que retarme cuando hago alguna locura.-
-Supongo que con ella me pasa igual.-replicó el guerrero.
-Si, eso sucede con las esposas.-bromeó el capitán Ichinén.
Al momento se dio cuenta que esto generó reacciones extrañas en los visitantes, miradas entre si, como de soslayo.
-¿También estuvieron casados? ¿O aun lo están?-
-No, de hecho, yo tengo predestinado casarme con alguien. Algo que me ha costado aceptar pero ya hice las paces con ella. Y ese no es Ichinén. Pero a él, parece no molestarle. Del mundo que visitamos antes de este, tuvo un romance con mi contraparte de allí. Parece tener ciertos sentimientos para conmigo…-
-Los únicos sentimientos que tengo son de molestia y de hastío…-le espetó el guerrero, aunque no pudo continuar.
Un timbre sonó, como un pitido, y el capitán de la Daimoku ordenó que entrara a quien estaba del otro lado de la puerta. El Maverick de ese universo entró y le presentó el reporte de daños.
-Estimando con viento a favor y sin sorpresas, tenemos cinco horas de reparaciones por delante. Algo siempre surge, por lo que el jefe de ingenieros estima un poco más.-informó el oficial.
-¿Y las naves de los nagas?-
-Por el nivel de daño, se prevé que en el mismo periodo de tiempo, dos de las suyas estarán operativas.-
El capitán se tocó el mentón, como pensativo, asimilando la información. Segundos después se levantó y le devolvió el aparato de datos a su primer oficial.
-Tenemos una carrera contrarreloj por delante. A ver quien repara primero su nave estelar, para volatizarla antes que el otro pueda hacerlo. Una clase de guerra que no admite mucho de esa pugna interna. Les sugiero que lo piensen.-
Tanto Ichinén como Victoria se miraron como pidiéndose disculpas.
El capitán Ichinén se levantó y estaba por dejar su oficina, cuando se giró a su contraparte.
-Ichinén, camina conmigo. Podremos conversar mientras hacemos las reparaciones, el tiempo vuela en estos casos.-