6/29/2015

22-Mateo.

El gato atravesó el portal y del otro lado se encontraron en la Estación de Paso. El lugar estaba bastante abarrotado de gente, pero no tanto como para que les disgustara. Sin apenas una mirada alrededor, el guerrero y el felino se dirigieron a la barra. El hombre que allí se encontraba los miró llegar con una extraña expectación, no hostil, pero si quizás un poco intrigado.
Mateo. Así se llamaba el que atendía el bar en la estación de paso. Ichinén lo había visto brevemente la primera vez que había estado.
-Hola Mateo.-saludó Teban.
-No se permiten animales aquí.-
-No muerde.-se adelantó a responder Teban.-Es humano y tiene dientes, pero lo tengo bien enseñado. Es mansito.-
Ichinén lo miró de reojo, pero no pudo esperar que el gato sonriera, podría jurar que lo decía en serio.
-Lo decía por ti, gatito lindo.-les replicó Mateo.
-Vamos, Mateo, me lavó más seguido que vos.-
El rostro del hombre reflejó la impotencia para responder ante eso y prefirió guardar silencio. Con un quejido de mala gana el hombre se alejó hacia el fondo. Aprovechando que debía buscar una bebida o usándolo de excusa para no seguir discutiendo con el felino. Para cuando volvió, Ichinén ya se encontraba sentado en un banco.
-Bueno, gente. ¿Qué les sirvo?-inquirió Mateo.
-Lo de gente habrá sido un error.-exclamó el gato.
-Es la costumbre, Teban. Bueno, que será?-
Ichinén rebuscó en sus bolsillos, sus existencias pecuniarias eran más bien flacas.
-¿Qué puedo comprar con esto?-
Ichinén apoyó diversas monedas, de distintas regiones, sobre la mesa. Todas tenían baja denominación, incluso en el lugar más humilde, no compraba mucho con todo eso.
-Fiuuu. He visto desiertos menos secos que este muchacho.-
-Está un poco corto de liquidez, anótalo en mi cuenta, invito yo.-
Ichinén miró sorprendido a su compañero, pero a Mateo le pareció perfectamente normal.
-Un batido de Foié, de esos que sabés hacerme especialmente.-
-Y el “duque quebrado”, que se servirá?-
-Emmm, si, un poco de hidromiel, por favor.-
Mateo se puso a preparar los dos pedidos. El guerrero sentía cierta vergüenza al ser invitado a tomar algo por un felino.
-Gracias, por invitarme a tomar esto, no pensé en el poco dinero que tengo.-
-No te preocupes, Ichinén. Por esta vez, pasa. Te tengo afecto, mi buen muchacho.-
Una copa y un tazón aparecieron en la barra, traídos por las manos de Mateo. 
-Servidos, los señores.-
Teban se concentró en su tazón y rápidamente paladeo lo que parecía una masa grumosa y de color ocre.
-¿Está sabroso?-preguntó el guerrero, pero al ver que el felino no respondía se giró al hombre.-¿Con que está hecho?-
-Con hígado.-respondió Mateo no sin mostrar cierto desagrado.
Ichinén hizo un gesto de extrañeza similar al del barman.
-Salud.-acotó el guerrero y se concentró en su bebida.
-Bueno, que te trae por aquí, en esta compañía tan felina?-
Ichinén le explicó su búsqueda, aunque como en otras tantas ocasiones no supo como describir la sensación de pertenencia a ese lugar, razón por la cual había determinado ir en su búsqueda.
-No es necesario que me lo expliques. Lo entiendo perfectamente. Mirá a tu alrededor, verás viajeros, de todos y hacia todos los mundos posibles, o gran parte de ellos al menos. Todos tienen una razón para existir, si no tuvieran esa que los moviliza, simplemente buscarían otra. Es triste ver en otros lugares como hay gente que no tiene idea de porque vive o para que, más exactamente. Yo vivo para esto, hablar con mis clientes, amigos, o jugar a las cartas o a los dardos. La Estación de Paso es mi lugar en el universo, aquí pertenezco.- 
-Será hermoso, cuando Ichinén encuentre Kosen Rufu, su lugar en el universo. Pero no creo que lo haga sin un céntimo en el bolsillo.-agregó el felino al levantar el hocico del tazón.
-Voy a tratar de solucionar esa parte, conseguir dinero de alguna forma. Mientras no implique nada ilegal o negativo.-le respondió Ichinén, haciendo gestos con su copa.
-¿Estás buscando trabajo?-
Ichinén se encogió de hombros, dudando que responder primero.
-Recién llego de otro mundo, no sé bien donde debería ir a buscar algo que pueda hacer o quien podría emplearme.-
-¿Qué sabés hacer?-inquirió Mateo.
-Se especializa en darle de palos a demonios.-explicó el gato, dejando el batido de Foié solo por un segundo.
-Ah, entonces no es un espectro tan amplio de actividades a realizar.-comentó jocoso el hombre.
-O quizás la existencia de demanda, depende del lugar.-agregó Teban, lamiendo su pata ya que había terminado de comer.
-Puedo hacer casi cualquier cosa, no me amedrento ante ninguna tarea.- intervino Ichinén, alzando una mano para frenar la verborragia ajena, ya cansado que hablaran por él.
Mateo se lo pensó un momento, pasándose un dedo por la perilla y alzando luego un vaso al que se dedicó limpiar.
-Lo que más te conviene es encontrar a Maverick, siempre tiene algún encargo que hacer. Se la pasa viajando. Él debe saber en que lugar podrían usar tus habilidades. Teban te guiará.-
El hombre le escribió en un papel con un grafito que tenía debajo de la barra. La dirección no le parecía una indicación que él conociera. El papel: Diamante, Esmeralda 1930. Teban acotó con total confianza gatuna autosuficiente.
-Conozco perfectamente ese sitio, llegaremos en apenas un par de cruces de puertas.-
Los tres siguieron charlando un poco más. Algunos clientes pasaron y se fueron, otros llegaron. Mateo intentó explicarle a Ichinén un extraño deporte que le fascinaba, pero el guerrero no consiguió entenderlo del todo. Algo parecido a lanzar piedras con una espada, o una cosa por el estilo, no le había entendido correctamente. Comieron frugalmente, invitando el gato, claramente; y partieron hacia otros rumbos.
-¿Pensaste que esto puede ser una demora en tu camino a Kosen Rufu?-le preguntó el felino al guerrero.
-Para llegar allí, debo comer, vestirme y otros menesteres. Todo lo que sirva o ayude para el camino, no lo considero un retraso.-
Al cruzar la puerta, el gato le respondió.
-A veces Ichinén, pienso que sos un humano tonto, pero en ocasiones como estas… me sorprende ver que entendiste más que muchos otros.-

No hay comentarios.: